lunes, 15 de diciembre de 2008

En Japón también hay Navidad

En Japón no veneran a ese Dios creador cuyo hijo supuestamente aterrizó en la Tierra un día 25 de diciembre para salvarnos a todos. Los japoneses, en cambio, tienen un altar repleto de dioses shintoistas de los elementos de la naturaleza, sus propios antepasados o divinidades budistas customizadas. Aún así celebran la Navidad, como celebran todas aquellas manifestaciones culturales consumistas llegadas de Estados Unidos, léase Halloween o San Valentín, por ejemplo. Pero, eso sí, la impregnan de peculiaridades japonesas. Es necesario recordar que en Japón tradicionalmente siempre se ha celebrado el Año Nuevo, una fecha marcada en el calendario que tiene un significado especial para los habitantes de las islas niponas. Todo el ritual que la acompaña se mezcla los días -o meses- previos a la Navidad con aquellas tradiciones que les son ajenas, por las calles de Tokio y, supongo, de todas las demás ciudades y pueblos del país.

Lo que más deslumbra de la Navidad japonesa, bien porque es el primer síntoma de la Navidad en manifestarse, a mediados de noviembre, bien porque es lo más visible cuando uno pasea por la ciudad, es el alumbrado navideño. Como ya es bien sabido, los japoneses son muy amigos de los excesos y, en este caso, no podía ser menos. Los alrededores de la estación de tren de Shinjuku, una de las más grandes y transitadas del mundo, aparecen, de la noche a la mañana, inundadas de destellos azules, lo que es entendido por todos de forma instantánea como la inauguración de la campaña navideña en las tiendas y grandes almacenes.

Árboles de navidad, adornos, dulces, calcetines gigantes para recibir los regalos -de Santa Claus, por supuesto-, envoltorios especiales -a un módico precio, y con más capas de lo habitual, que ya son bastantes-... Pero la fiebre de la compra de regalos que nos invade en España llegado diciembre, no se aprecia en Japón. Quizás sea porque comprar sin medida es lo normal en este país, o quizás porque eso de la Navidad no se lo acaban de creer del todo. Las Christmas Cakes que ofrecen las pastelerías en cualquier esquina de cualquier estación, de fresa y nata o chocolate, con posibilidad de encargo por si algo, y que, según dicen las malas lenguas, el día 25 de diciembre se venden a mitad de precio, se han convertido en parte de la tradición japonesa.

A esa Navidad impostada y artificial que festejan los japoneses, le sigue la celebración genuinamente japonesa del Año Nuevo. Los grandes almacenes, librerías y convinis, previo a la instalación de la iluminación, llenan sus estanterías de todo tipo de instrumentos y adornos para hacer postales de felicitación: pegatinas, sellos, rotuladores con efecto pincel, tintas doradas, tarjetas... Para los más perezosos, también vienen ya hechas listas para enviar a amigos, familiares, vecinos y conocidos. La estrella de este año, la vaca, el signo del zodiaco chino correspondiente al 2009.
Todos los japoneses recibirán un montón de estas postales en la puerta de su casa el día 2 de enero, pues los empleados del servicio de correos se encargan de ordenarlas todas por domicilios a medida que las reciben para entregarlas todas juntas el mismo día atadas con un lacito.

La parte más espiritual del año nuevo japonés se centra en torno a los templos. En algunos de los grandes santuarios shintoistas se instalan durante los meses previos ferias en las que artesanos japoneses realmente entusiastas venden kumade. La palabra kumade significa rastrillo en japonés, símbolo de prosperidad. Pero también han pasado a denominar una especie de artefacto que tiene como base, precisamente, un rastrillo, pero sobre él se colocan muñecos -este año también vacas- y todo tipo de amuletos para llamar a la suerte en el nuevo año.

Los japoneses acuden a estas ferias en masa, pues están abiertas sólo unos pocos días, para hacerse con un kumade cuanto más grande mejor.

La compra va acompañada de un regalo: todos los empleados del puesto rodean al comprador y, en una especie de ritual para llamar a la suerte, cantan a voz en grito mientras dan palmas. Supongo que también es una forma de agradecimiento por dejarse decenas de miles de yenes en comprar el resultado de su trabajo. Así se van los japoneses satisfechos con su nuevo amuleto.


Cuando termine el año quemarán el que compraron el anterior, para que el fuego se lleve la mala suerte que el kumade atrapó durante doce meses. Llegado el señalado día en el que despiden al año, los japoneses limpian la casa en profundidad para liberarse de las malas energías y se echan a la calle, generalmente alrededor de templos y santuarios. En los templos budistas, hacen cola bebiendo sake caliente, para seguir la tradición que manda tocar la campana ciento ocho veces, porque tantos son los pecados según el Budismo.

Los más pequeños de la casa reciben su regalo en el Año Nuevo, algo similar a un aguinaldo llamado otoshidama. El dinero, que pueden llegar a ser hasta cien mil yenes según la familia, se mete en unos sobres hechos especialmente con ese objetivo, con motivos diversos: los dorados tradicionales o los que tienen forma de Hello Kitty o Stitch, generalmente de papel, aunque se venden incluso de tela. Y así, tras tres días de fiesta para recibir el año, vuelven a clase y al trabajo, sin esperar a los Reyes Magos.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Japón: mitos y realidades

Tras dos meses inmersa en la vida tokiota, en la que me sumergí con el objetivo de derribar muchos mitos sobre Japón y sobre los japoneses, he logrado parcialmente mi objetivo, lo que me satisface, pues los japoneses realmente son tan excéntricos como lo son en la imagen que hemos construido en Occidente, pero también son demasiado parecidos a todos nosotros. "Los humanos son humanos, en Japón también", fue una de las primeras lecciones que recibí de una amiga japonesa en mi segundo día en Japón, en un andén de una de tantas estaciones de Tokio. Intentaré ampliar información en nuevos post, tanto de los mitos que seguirán siendo eso, sólo mitos, como de los que se han convertido en realidad.

Realidades (muchas de las cuales son mitos caídos):
- El pueblo japonés es exageradamente consumista.
- Hay muchas japonesas guapísimas mientras que los chicos, en general, dejan bastante que desear.
- Los japoneses ven la tele y leen manga en el tren.
- Se duermen en cualquier lugar y en cualquier posición.
- Ganan mucho dinero, con lo que la clase media mantiene un nivel de vida bastante más elevado que en España.
- Son excesivamente educados y amables, pero sólo cuando quieren.
- A los japoneses les encantan las cosas pequeñas y monas y los envoltorios.
- Son ultrafashion y se preocupan muchísimo por su imagen.
- Les gusta mucho beber alcohol.
- Pueden comer arroz a cualquier hora.
- Tienen una enorme conciencia ecologista.
- Viven en casas pequeñas, tienen coches pequeños, perros pequeños...
- La tasa de natalidad está por los suelos.
- Los escolares siempre llevan uniforme, incluso en fin de semana.
- Los trenes son superpuntuales.
- Japón es uno de los lugares más seguros del mundo.
- Existen los empujadores.

Mitos (que para mí siguen siéndolo):
- Los japoneses son fríos, serios y aburridos.
- Todo está lleno de gente siempre.
- Son bajitos y pequeños.
- Los productos tecnológicos son más baratos.
- Van vestidos de colores chillones o disfrazados de personajes de manga.
- El sincretismo religioso japonés hace que la gente no manifieste tener fe en nada.
- Lo reciclan todo.
- En Japón hay tifones y terremotos cada dos por tres.
- Todos los edificios son nuevos.
- No hay pobres viviendo bajo los puentes.

jueves, 16 de octubre de 2008

Cuando 10.000 yenes eran 60 euros...

... aterricé un aeropuerto como cualquier otro, con la diferencia de que me hacían demasiadas preguntas y me tomaban las huellas, por lo que pueda pasar. Allí me esperaba alguien que no contaba fuera a convertirse en la amiga que es ahora, por eso del desapego japonés. Tokio me recibió con los brazos abiertos, en una visita fugaz a Akihabara, conocida como la ciudad electrónica, hoy convertida en meca de los frikis del manga y el anime. Me esperaban cuatro días vertiginosos, aturdida por el jet-lag, visitando los rincones más célebres de una de las grandes capitales del mundo, la primera en despertarse cada día, eso en el caso de que realmente se duerma alguna vez.De lo alto del rascacielos del gobierno metropolitano en Shinjuku a un izakaya bebiendo con desconocidos y rodeada de salary man japoneses borrachos. De la estravagancia de los modernos que pululan por Harajuku a la paz que inunda el santuario del emperador Meiji, erigido en medio de un bosque que rompe con el hormigón de la ciudad. De nadar contra corriente en el paso de peatones más transitado del mundo en Shibuya a cenar bibimba coreano en Roppongi, el distrito más internacional de Tokio. Paseando por sus calles con Hiroko, Yukari, Santa, Oriol, Kei, Erika o Momoko, descubrí su mejor cara y me encandiló irremediablemente. Después llegarían las clases super intensivas, algún que otro viaje, el mini "Gran Hermano" de la casa de Warabi, con malos rollos y cucarachas incluidas, la caída al vacío del euro, tifones y terremotos que pasan sin pena ni gloria, supermercados que abren 24 horas, las croquetas japonesas, sobremesas de té sin azúcar y Pucca de chocolate, las visitas a templos buscando ser tocados por los dioses y dejando atada la mala suerte, reencuentros, muchas caras nuevas, la lucha diaria por entrar en el tren cada mañana, grandes bellezas orientales, gente durmiendo por los rincones... Mi blog cambia de cara para albergar todas esas historias, retratos de una ciudad, Tokio, que fluye sin cesar como cualquier otra urbe pero que, sin embargo tiene un encanto especial, su propia identidad, el "estilo japonés" que dicen sus habitantes.

domingo, 31 de agosto de 2008

Flechazos

¿Por qué seguir creyendo en los flechazos? Si duelen... Porque siempre seguiré siendo una soñadora. Si hay que echarle valor para sacarse la flecha y esperar a que cicatrice la herida, mala suerte. Pero veces los flechazos compensan. Las menos. Sólo por esos flechazos correspondidos, los que duran eternamente, merece la pena estar alerta esperando a que Cupido aparezca en cualquier lugar y en cualquier momento, y dispare.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Voces

Mi yo está dividido en dos. No me atrevería a decir que a la mitad, porque creo que una de las dos partes es más fuerte y a veces le da collejas a la otra, que se piensa más inteligente. Oigo dos voces. La que me habla por la oreja izquierda me dice que debo volar, cortar las cuerdas que me atan y agitar las alas con toda mi energía hasta llegar a algún lugar lejano, en el que tengo que cambiar divisas, hablar en un idioma que desconozco, utilizar un transformador de corriente y e intentar comer con un instrumento que no trae libro de instrucciones. La otra voz, la que me susurra por la oreja derecha es mucho más discreta, pero consigue salirse con la suya y hacerme dudar. Intenta convencerme de que mi vida necesita estabilidad, que ya me están creciendo las raíces y debo plantarlas en algún sitio, ya sea maceta de interior o un gran bosque lleno de vida, compartirme con alguien que a todas luces, tarde o temprano, traicionará el único requisito indispensable para permanecer a mi lado: la honestidad. Intento taparme los oídos, pero el eco de esas voces resuena en mi cabeza. Pongo la música muy alta para callarlo, pero tampoco funciona...

sábado, 23 de agosto de 2008

Desde los afectos

¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo,
Que nadie establece normas salvo la vida,
Que la vida sin ciertas normas pierde forma,
Que la forma no se pierde con abrirnos,
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente,
Que no está prohibido amar,
Que también se puede odiar,
Que el odio y el amor son afectos
Que la agresión porque sí hiere mucho,
Que las heridas se cierran,
Que las puertas no deben cerrarse,
Que la mayor puerta es el afecto,
Que los afectos nos definen,
Que definirse no es remar contra la corriente,
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja,
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio,
Que negar palabras implica abrir distancias,
Que encontrarse es muy hermoso,
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida,
Que la vida parte del sexo,
Que el "por qué" de los niños tiene un porqué,
Que querer saber de alguien no es sólo curiosidad,
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana,
Que nunca está de más agradecer,
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo,
Que nadie quiere estar solo,
Que para no estar solo hay que dar,
Que para dar debimos recibir antes,
Que para que nos den hay que saber también cómo pedir,
Que saber pedir no es regalarse,
Que regalarse es, en definitiva, no quererse,
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos,
Que para que alguien "sea" hay que ayudarlo,
Que ayudar es poder alentar y apoyar,
Que adular no es ayudar,
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara,
Que las cosas cara a cara son honestas,
Que nadie es honesto porque no roba,
Que el que roba no es ladrón por placer,
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo,
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte,
Que se puede estar muerto en vida,
Que se siente con el cuerpo y la mente,
Que con los oídos se escucha,
Que cuesta ser sensible y no herirse,
Que herirse no es desangrarse,
Que para no ser heridos levantamos muros,
Que quien siembra muros no recoge nada,
Que casi todos somos albañiles de muros,
Que sería mejor construir puentes,
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve,
Que volver no implica retroceder,
Que retroceder también puede ser avanzar,
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol,
¿Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida?

Mario Benedetti

viernes, 2 de mayo de 2008

Cenita


Noche con olor a kimchi, empanadillas chinas, licor de champú japonés, chistes que no hacen gracia, una oveja tokiota que quiere ser neocelandesa, lágrimas, acordes de guitarra, Canadá y Japón, duros de 20 céntimos, Cacique con hielo...

jueves, 10 de abril de 2008

Match point


- Es así... ¿Me permites?
- Por favor.
- Hay que inclinarse y acompañar la pelota.
- Me iba bastante bien hasta que has aparecido tú.
- Aah... Mi eterno destino. Y, dime, ¿qué hace una preciosa americanita jugadora de ping pong mezclada con la clase alta inglesa?
- ¿Te han dicho alguna vez que tienes un juego muy agresivo?
- ¿Te han dicho alguna vez que tienes una boca muy sensual?
- De lo más agresivo...
- Lo mío es competir. ¿Te resulta molesto?
- Tendré que meditarlo un rato.

Woody Allen, 2005

viernes, 14 de marzo de 2008

Una mañana cualquiera, en un tren cualquiera, unos ojos cualesquiera

Cada mañana desde hace unas tres semanas me subo al mismo tren, dirección Martorell. Cada mañana, a las 7:24, otras muchas personas hacen lo mismo. Al entrar en el tren atestado de gente desde el gélido amanecer, se me empañan las gafas. Nunca hay asientos libres, así que me quedo de pie haciendo los sudokus diarios de un periódico gratuito. No me importa, porque sé que dos paradas después el vagón se quedará casi vacío y podré elegir el rincón más solitario para poder sumergirme en el libro de turno. Desde el primer día me sorprendió cómo se podía reunir en un sólo lugar gente de orígenes tan dispares. Chinos, ecuatorianos, senegaleses, indios, peruanos, marroquíes, catalanes, rumanos... todos compartiendo un mismo destino: Sant Cugat, posiblemente para trabajar en cadenas de montaje en fábricas. Un amalgama de colores entrelazados en los asientos del tren. Algunos dormitan con la cara pegada al cristal, aquellos para los que el idioma no es una barrera hojean el periódico, de fondo el rumor de un Babel contemporáneo. Todos llevan una mochila o una bolsa de plástico, en la que intuyo que llevan el almuerzo preparado la noche anterior. Casi todos cubren su cabeza con una gorra o un gorro de lana, aunque dudo si será para protegerse del frío de la mañana o por exigencias laborales. Esta estampa siempre me pareció de una gran belleza. Aparte de eso, nada tenía de especial este ritual diario hasta esa mañana, no recuerdo exactamente cuándo, un día cualquiera. Levanté la vista y miré hacia el final del vagón. La escena que se presentó ante mis ojos me conmovió enormemente. Aún no sé por qué, creo que fueron aquellas miradas que se cruzaron con la mía (la mayoría de las que se encontraban en mi campo de visión, puesto que era prácticamente la única mujer del vagón y mi ropa no parecía la de una trabajadora más, así que captaba fácilmente la atención). Todas tenían un brillo especial, como si en el fondo de sus pupilas escondieran algo sobrenatural. Sobre un mosaico de pieles de todas las tonalidades posibles, aquellos ojos, con un cierto aire de melancolía como incorporado de serie, translucían vida. Mucha más de la que puedo percibir en las miradas de mi cotidianidad. Posiblemente, todos esos ojos guarden una historia que merece la pena ser contada y cuya voz quizás nadie eschuche nunca. Si nuestras fronteras son de mantequilla, me habría gustado saber de qué material están construidas sus almas, sus vidas, sus sueños, sus miradas. Nunca más ha vuelto ha asaltarme esa sensación. Desde esa mañana, todos los días han vuelto a ser un día cualquiera en un tren cualquiera.

lunes, 3 de marzo de 2008

Trampas

Fue una muy desagradable sorpresa el descubrir hace un par de días que el Partido Popular utilizó de manera totalmente ilegal y sin ningun permiso previo la cancion La Trampa, escrita por mí e interpretada en buena amistad con Tonino Carotone. Con el agravante de hacerlo para un vídeo partidista, electoralista y denigrante para terceros.Es de notoriedad pública que no tengo ninguna simpatía por el Partido Popular. Tampoco ellos nunca se cortaron en respaldar varias criticas a mi forma de ser o a mi trabajo. Entonces, lo que yo trato ahora de entender es porque el Partido Popular se toma la licencia divina de utilizar la obra de gente que no le gusta. Y desde luego, por qué en su gran cruzada por una "normalidad" rancia, absurda e incomprensible, el Partido Popular se permite utilizar la música e interpretación de artistas que nunca se definieron como normales. ¿Será que artistas "normales" según los criterios del PP no existen? Puede ser que sí, puede ser que no; no lo sé ni me importa, porque al fin y al cabo todo acabaría en un debate estéril y sin futuro. Pero hoy en concreto estoy bien seguro de que esa persona idealizada e irreal que ellos sueñan no soy yo. Y ya que estamos, desde estas líneas hago un llamamiento a que vayamos tod@s a votar el domingo por cualquier partido que no sea el Partido Popular y evitar así lo peor que nos pueda pasar a tod@s estos próximos cinco años.

Siempre atento y feliz día (...dentro de lo que cabe...), Manu Chao

jueves, 21 de febrero de 2008

Hostess

Porque mientras no encuentro un trabajo de verdad, me voy dedicando a engrosar mi lista de lo que no quiero ser en la vida. Ni azafata, ni promotora de ventas, ni ejecutiva de una gran multinacional, ni la jefa mala. Me quedo con los buenos momentos en el staff room, dedicando lindezas varias a todos los trabajadores de NEC que fueron nuestra sombra durante cuatro largas jornadas de florero, rodeadas de japoneses que entendían y hablaban perfectamente el castellano, lo cual ignoramos hasta el último día. Por las chocolatinas y los ositos de gominola, los bocatas con cosas raras untadas, el dolor de pies, la doble capa de maquillaje, las corbatas de los vecinos de enfrente, los intentos por descifrar el inglés y el japonés, los cartelitos verdes y rojos. Laura, Nuria, Tomo, Wagner, Nina, Aliona, Marta... fue un placer.

miércoles, 30 de enero de 2008

Te quiero

Hoy he leido en este blog un ai shiteru escrito por una buena amiga, española. Y sé que es cierto. También he escuchado dos te quiero pronunciados en perfecto castellano por dos personas escondidas tras unos ojos rasgados. Él japonés, ella coreana. Dudo que alguno de los dos sea consciente del significado de sus palabras, pero sólo saber que puedo despertar un sentimiento parecido aunque sea en lo más mínimo al amor, ya hace que el día haya merecido la pena. Te quiero, sarang he, ai shiteru.

domingo, 27 de enero de 2008

Porque aún duermo con Peter Pan a mi lado, que me recuerda que ante cualquier amenaza de caer irremediablemente en la madurez siempre puedo volver a encontrarme con él en el país de Nunca Jamás.

Norwegian wood

Tiempo atrás, cuando todavía era joven y mis recuerdos eran mucho más nítidos que ahora, intenté escribir varias veces sobre Naoko. Pero entonces fui incapaz de escribir una sola línea. Era consciente de que una vez brotara la primera frase, las restantes fluirían espontáneamente, pero ésta jamás brotó. Todo era demasiado nítido, y yo nunca supe cómo moldearlo. El mapa más detallado puede no servirnos en algunas ocasiones por esta misma razón. Pero ahora lo sé. En definitiva -así lo creo-, lo único que puedo verter en este receptáculo imperfecto que es un texto son recuerdos imperfectos, pensamientos imperfectos. Y cuanto más ha ido palideciendo el recuerdo de Naoko, más capaz he sido de comprenderla. Ahora sé por qué me pidió que no la olvidara. Por supuesto, ella intuía que mi memoria la borraría algún día. Por eso me lo pidió: "¿Te acordarás siempre de que existo y de que he estado a tu lado?".
Ese pensamiento me llena de una tristeza insoportable. Porque Naoko jamás me amó.

Haruki Murakami, 1987.

Viejas amigas en Santiago

Por lo bien que nos lo pasamos juntas, mereció la pena volver... Forever friends!

martes, 22 de enero de 2008

Silencio

Adoro el silencio. Siempre ha sido así. Me reconforta no escuchar a veces más que el runrún de mis pensamientos. Me alivia saber que no siempre son necesarias las palabras, que una mirada puede llegar a expresar algo más profundo. Me encanta saber que son más aquellos que prefieren escuchar antes que hablar. Me encantan tus silencios. Y en el silencio de la noche, soñaré con que vuelvas a regalarme alguno como los de hoy.

sábado, 12 de enero de 2008

Me basta así

Hoy, un homenaje al poeta asturiano del fracaso, del amor y de la guerra, Ángel González, la noticia de cuya muerte me acaba de sorprender en mi repaso diario a la prensa digital. Porque, como sucede siempre con los genios, vivirán siempre en cada una de las páginas que llenaron con su pluma.

Me basta así

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
entonces,

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo, mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.)

viernes, 11 de enero de 2008

Seis y diez

Caminaba hacia la estación, era mediodía, pero mi reloj marcaba las seis y diez. Después de vivir en mi muñeca desde aquella ceremonia de graduación de hace casi dos años, ayer lo cambié por un reloj de seis euros que compré en las rebajas de enero. Se sintió traicionado y decidió dejar de mover sus agujas a las seis y diez.
Hoy han sido las seis y diez durante todo el día, como si Cronos hubiera decidido echarse a dormir y detener el tiempo. Por un día he experimentado el placer de no sentir su presión, pero le echaba de menos.

jueves, 10 de enero de 2008

Closer

- ¿Todavía me deseas?
- ¡Claro!
- Mientes. Ya hice ese papel... Abrázame... Te hago gracia pero te aburro. ¿Me has querido de verdad?
- Siempre te querré, odio hacerte daño.
- ¿Y por qué lo haces?
- Porque soy egoísta y creo que seré más feliz con ella.
- No es verdad. Me echarás de menos. Nadie te querrá tanto como te quiero yo. Porque no te basta con el amor.

Closer (2004) Mike Nichols

miércoles, 9 de enero de 2008

Verdad

Mis más de cien mentiras quizás tengan más de verdad de lo que algunos pensaban, o tal vez sean simplemente eso: mentiras; o sólo verdades a medias. La verdad es tan etérea, que por más que intente atraparla, nunca lo conseguiré. ¿Cuál es la verdad, la mía o la tuya? ¿Lo que dices o lo que haces? ¿Lo que expresan tus ojos o lo que pronuncia tu boca? ¿Existe una Verdad absoluta (con mayúscula, como el dios que ha de guiarnos)? Cada cual construye la realidad a su medida, probablemente para evitar sentimientos de culpabilidad o de autocompasión. Buscamos la derrota menos dolorosa, corriendo a resguardanos en el refugio de creer en la existencia de algo que no está sino en nuestra imaginación. ¿Por qué nos cuesta tanto abrir los ojos? Tenemos miedo a enfrentarnos a la esencia de lo que somos, a la levedad de nuestras vidas, a la certeza de que nunca saldremos de la mediocridad que nos atrapa, a la decepción de saber que no amamos a los otros, sino que los necesitamos. ¿Por qué nos cuesta tanto abrir la boca? Nos callamos aquello que pasa por nuestra mente, lo camuflamos y disfrazamos por cobardía, vergüenza o empatía. Tal vez sea por evitar ser esclavo de las palabras, porque dicen que uno es dueño de lo que calla y no hay mayor triunfo que sentirse libre. Lo cierto es que hasta la verdad es relativa, así que ninguno de nosotros estará del todo equivocado sin que lo estén consecuentemente los demás. Estamos abocados a dar la razón si queremos fingir que la tenemos.
La Historia de la humanidad se ha forjado debido, en parte, a grandes mentiras. Lo importante es saber el cómo y el cuándo. A mí me bastaría con ser capaz de vivir en mi mundo de fantasía, en un espacio virtual construido sobre mis deseos, en el que es más fácil llegar a la meta, en el que estás tú, en el que no existen los calendarios, en el que todo huele a limpio y sabe a chocolate, en el que no existen el pudor ni la avaricia. Ahí estoy ahora, porque aún es gratis soñar. Y mentir.
Con ésta ya son 74 las mentiras.